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sábado, 20 de julio de 2019

Primer amante ya en pm





vídeo canción



Mi primer amor
mi Don Juan tunante,
tu sangre caliente
mis venas invade,
las ansias me llevan
a desesperarme,
buscando lograr
el echarte el guante
y gozar tu cuerpo
frotando mi carne
al calor del fuego
que en tus venas arde.

Se encrespa mi vello
al ver tus andares,
con esa figura
de porte elegante
que ya deseara
el guerrero Ares
y Apolo se queda
cual niño en pañales.
¡Ay, cuanto yo diera
por llevarte al catre
y a la luz de luna
gozar de tus carnes.

Este amor que siento
no puede borrarse
quedará grabado
a fuego y con sangre
hasta el fin del mundo
y todo se acabe.
Y aún así creo
seguirá adelante
viviendo en la nada
queriendo salvarse
que el amor es fuerte
y nunca un cobarde.

Vivir sin amor
¡menudo desastre!
con amor se viste
de feliz el traje,
sin amor la vida
es un disparate.
Nos cambia la vida
el amor que nace
en los años tiernos
y es algo tan grande
que nunca se olvida
al primer amante.


En un rincón olvidado de su memoria, Elena guardaba los ecos de un amor que floreció en los días dorados de su juventud. Eran tiempos de sueños y promesas imborrables, donde las palabras ocultaban un mundo de sensaciones que aún la hacían temblar. Entre risas y miradas furtivas, conoció a Lucas, su primer amor, un joven de risa contagiosa y actitud rebelde. Don Juan tunante, lo apodaban sus amigos, y su aura de misterio la envolvía como un perfume embriagador.

Las tardes pasaban lentas, envueltas en la luz dorada del ocaso. Elena y Lucas se encontraban en un parque, bajo la sombra de un viejo roble cuyas raíces parecían sostener el peso de sus secretos. Allí, compartieron confidencias, risas y también anhelos, ese fuego que arde entre dos almas inquietas. La poesía brotaba entre ellos como un manantial inagotable; era en esos momentos que ella comprendía que su vida giraba alrededor de ese corazón indómito.

El deseo crecía con cada encuentro, y el tiempo parecía un cómplice de sus anhelos. Su cuerpo vibraba al contacto con la piel de Lucas, cuyas caricias despertaban en ella un torrente de emociones. Aquella sensación de euforia compartida, esa promesa de desbordar la pasión en un encuentro furtivo, era todo lo que deseaba. Pero también la inquietud, el miedo al dolor de la pérdida, se asomaba cada vez que contemplaba sus ojos.

“¡Ay, cuánto yo diera por llevarte al catre y a la luz de luna gozar de tus carnes!” Solía susurrar en su mente, aunque nunca se atrevería a pronunciarlo. La posibilidad de que su amor se desbordara en un instante intenso la llevaba a la locura; una locura que no tenía comparación. Pero la vida, como un río indomable, les arrastró por caminos diferentes y las circunstancias se interpusieron entre ellos.

Años más tarde, Elena miraba por la ventana de su casa, observando las hojas caer al suelo, recordándolo todo. “Este amor que siento no puede borrarse”, pensó, mientras acariciaba el viejo diario donde había escrito su historia. Las palabras, grabadas con fuego y sangre, continuaban ardiendo en su corazón.

El eco de su risa aparecía en sus sueños, en noches de insomnio, cuando su mente vagaba por paisajes de pasado. “Vivir sin amor, ¡menudo desastre!”, se decía a sí misma, mientras las lágrimas surcaban su rostro. Sin amor, la vida era un camino solitario, un oscuro callejón sin salida. Pero el amor que había nacido en su corazón seguía, inquebrantable, como un faro a pesar de la tormenta.

Y así, entre la melancolía de lo que había sido y la resignación de lo que ya no volvería, Elena vivió. Supo que aquel primer amor, por muy efímero que resultara, había dejado una huella imborrable en su piel, un "hasta siempre" que resonaría en la eternidad. Porque aunque el tiempo avanzaba y la vida trajera otros amores y desamores, en su pecho siempre habría un rincón reservado para Lucas, el chico que hizo latir su corazón al compás de versos, sueños y susurros perdidos al viento.


arreglo para canción

Verso 1
Mi primer amor
mi Don Juan tunante,
tu sangre caliente
mis venas invade.

¡Ay, cuanto yo diera
por llevarte al catre
y a la luz de luna
gozar de tus carnes.

Verso 2
Las ansias me llevan
a desesperarme,
buscando lograr
el echarte el guante
y gozar tu cuerpo
frotando mi carne
al calor del fuego
que en tus venas arde.

Estribillo
¡Ay, cuanto yo diera
por llevarte al catre
y a la luz de luna
gozar de tus carnes.

Vivir sin amor
¡menudo desastre!
con amor se viste
de feliz el traje,
sin amor la vida
es un disparate.

Verso3
Se encrespa mi vello
al ver tus andares,
con esa figura
de porte elegante
que ya deseara
el guerrero Ares
y Apolo se queda
cual niño en pañales.

Estribillo
¡Ay, cuanto yo diera
por llevarte al catre
y a la luz de luna
gozar de tus carnes.

Vivir sin amor
¡menudo desastre!
con amor se viste
de feliz el traje,
sin amor la vida
es un disparate.

Verso 4
Este amor que siento
no puede borrarse
quedará grabado
a fuego y con sangre
hasta el fin del mundo
y todo se acabe.

Coro
Aún así creo
seguirá adelante
viviendo en la nada
queriendo salvarse,
que el amor es fuerte
y nunca un cobarde.

Estribillo
¡Ay, cuanto yo diera
por llevarte al catre
y a la luz de luna
gozar de tus carnes.

Coro
Vivir sin amor
¡menudo desastre!
con amor se viste
de feliz el traje,
sin amor la vida
es un disparate.

Puente
Nos cambia la vida
el amor que nace
en los años tiernos
y es algo tan grande
que nunca se olvida
al primer amante.

Estribillo
¡Ay, cuanto yo diera
por llevarte al catre
y a la luz de luna
gozar de tus carnes.

Vivir sin amor
¡menudo desastre!
con amor se viste
de feliz el traje.

Final
Sin amor la vida
es un disparate,
sin amor la vida
es un disparate,
sin amor la vida
es un disparate.


sábado, 6 de julio de 2019

Otoño Romance Siempre llega el amor ya en pm








vídeo canción

Un día sentí en el pecho
la punzada de una flecha
y mi rostro dibujó
una sonrisa en la niebla
al ver perdida de golpe
la sombra de la tristeza.

Atrás quedaron los años
de noches de lunas densas,
vino Cupido a traerme
suspiros de lunas nuevas
que pintaron en mi cara
dos ramos de rosas frescas.

Que bonito es el amor
que al atardecer se acerca,
vuelve de nuevo a brotar
en mis jardines la hiedra
por donde trepan los sueños
en busca de nuevas sendas.

De nuevo crecen las alas,
de nuevo las almas sueñan
con horizontes azules 
despejados de tinieblas
y un rayo de blanca luz
en mis canas se refleja.

Todas mis rosas son rojas,
atrás quedaron las negras
y los recuerdos amargos
que hicieron mis noches tensas
se los llevaron los vientos
a desiertos sin arenas.

El amor a veces tarda,
pero el amor siempre llega,
nunca pierdas la esperanza,
nunca te ahogue la pena 
que a los amores de otoño
envidian las primaveras.


...............

El amor a veces tarda en llegar, como un barco que desafía tormentas para finalmente anclar en un puerto seguro. Pero llega. “Nunca pierdas la esperanza”, me decía a mí misma, con una sonrisa cómplice. Mis palabras eran un eco de lo que mi corazón había empezado a comprender, el amor tiene la capacidad de florecer, incluso en los momentos más oscuros.
.
Y un día cualquiera, sin previo aviso, sentí en el pecho la punzada de una flecha. La vida, con su habitual rutina, se tornó en revoloteo y magia. Una sonrisa se dibujó en mi rostro, como un rayo de sol atravesando la niebla densa de mis pensamientos. 
.
Era como si la tristeza, hasta entonces mi fiel compañera, se hubiera desvanecido ante la llegada de un nuevo amanecer.
.
Ese día, regresaba a casa después de un largo ciclo de noches en vela, noches de lunas densas que parecían pesar sobre mis hombros. Pero algo en el aire cambió. Un susurro, un destello. Y al dar la vuelta en la esquina, allí estaba él. 
.
Un hombre de ojos que parecían reflejar el cielo despejado, con una sonrisa que sembraba en el aire suspiros de lunas nuevas. En ese instante, comprendí que Cupido había hecho su jugada, y mis años de soledad se disolvieron como el rocío al salir el sol.
.
Atrás quedaron los ecos de un pasado doloroso, aquellos años de añoranza que se tejían a través de recuerdos amargos. Aquella tarde, su presencia convirtió cada sombra en luz, y mis mejillas se pintaron con el rubor de la esperanza. 
.
La hiedra crecía de nuevo en mis jardines, simbolizando un renacer, un deseo ardiente por los sueños que trepaban por encima de las sombras en busca de nuevas sendas.

A su lado, descubrí que el amor tenía formas inesperadas y colores vibrantes. Sus risas se entrelazaban con mis palabras, y juntos comenzamos a construir un puente entre el pasado y el futuro. Cada instante a su lado era un canto a la vida, un bálsamo para el alma. 
.
“Qué bonito es el amor”, pensé mientras el atardecer nos envolvía. Aquello que había sido un sueño lejano se materializaba en cada mirada, en cada roce de manos.
-
Con el tiempo, cada rosa que florecía en mi jardín era roja, una declaración de amor que había apagado las noches tensas de un pasado sin brillo. Y así, los vientos tomaron los recuerdos amargos y los llevaron a desiertos sin arenas, borrando las huellas que habían marcado mi ser.
.
Así, nuestros corazones, antes heridos y temerosos, se lanzaron al vasto cielo azul, despejados de tinieblas. Un rayo de blanca luz se reflejaba en nuestras almas cansadas, ahora renovadas. Las primaveras envidiaban nuestras raíces profundas, pruebas de que incluso un amor que parece tardar en llegar puede transformarlo todo en belleza. 
.
En sus brazos, supe que por fin el amor había llegado a mí, y que este capítulo de nuestras vidas apenas comenzaba.

(intro)
Un día sentí en el pecho
la punzada de una flecha
y mi rostro dibujó
una sonrisa en la niebla,
al ver perdida de golpe
la sombra de la tristeza.
(estribillo)
Que bonito es el amor
que al atardecer se acerca,
vuelve de nuevo a brotar
en mis jardines la hiedra,
por donde trepan los sueños
en busca de nuevas sendas.
(verso1)
Atrás quedaron los años
de noches de lunas densas,
vino Cupido a traerme
suspiros de lunas nuevas,
que pintaron en mi cara
dos ramos de rosas frescas.
(coros)
De nuevo crecen las alas,
de nuevo las almas sueñan,
con horizontes azules 
despejados de tinieblas
y un rayo de blanca luz
en mis canas se refleja.
(puente)
Todas mis rosas son rojas,
atrás quedaron las negras.

Y los recuerdos amargos
que hicieron mis noches tensas
se los llevaron los vientos
a desiertos sin arenas.
(estribillo)
Que bonito es el amor
que al atardecer se acerca,
vuelve de nuevo a brotar
en mis jardines la hiedra,
por donde trepan los sueños
en busca de nuevas sendas.
(outro)
El amor a veces tarda,
pero el amor siempre llega,
nunca pierdas la esperanza,
nunca te ahogue la pena ,
que a los amores de otoño
envidian las primaveras.


jueves, 13 de junio de 2019

Amanecer el amor amanece ya en pm







Amanecer

(intro)
El amor comienza cuando el amor siente
que se siembran surcos al llegar la aurora
y la áspera carne se nos vuelve tibia
ante el primer rayo que besa la frente.

(coro)
Se acelera el alma, que ansiosa ya espera
que el jilguero eleve su trino hasta el cielo.

(estribillo)
Un millón de mariposas
hurgan en sueños dormidos.
Renacen sonrisas,
un brillo en los ojos
anuncia que hay vida,
se oculta el silencio
y de repente a las rosas
se le caen las espinas....
Y pinta el amor 
en un lienzo la vida


(coro, twovoice)
Cada amanecer
nace un nuevo sueño, que al amor germina.
Así es el amor que nos cambia la vida.

(coro, femalesvoices)
Por qué Amor encuentra los sueños perdidos
y calma tormentas por mares sin olas,
a renacer vuelve  la fe ya perdida
y una fresca brisa recorre el sendero.

(Estribillo)
Un millón de mariposas
hurgan en sueños dormidos.
Renacen sonrisas,
un brillo en los ojos
anuncia que hay vida,
se oculta el silencio
y de repente a las rosas
se le caen las espinas...
Y pinta el amor 
en un lienzo la vida
Y pinta el amor 
en un lienzo la vida

El amanecer pinta cada día un nuevo lienzo, dos almas andaban por sendero de la vida, sin saber que el destino ya había tejido su encuentro. Una madrugada, mientras el sol comenzaba a elevarse, Clara sintió en su interior un leve susurro. Era como si el amor comenzara a despertar. 

.Recordó el poema que su abuela solía recitar: "El amor comienza cuando el amor siente...", y una suave sonrisa asomó en su rostro.
.
Aquella mañana, el aroma del rocío mezclado con la tierra fresca impregnaba el aire. Al abrir la ventana, Clara vio cómo los rayos del sol besaban suavemente la frente de las flores. Algo en su corazón se movió; la áspera vida cotidiana comenzaba a volverse tibia, como si un nuevo rayo de esperanza iluminara su camino.
.
Mientras tanto, Julián caminaba por el mismo sendero, sumido en pensamientos de anhelos y sueños perdidos. Su alma, que había creído adormecida, comenzó a acelerarse, anhelando algo que aún no comprendía. 
.
En el claro del bosque, un jilguero elevó su trino al cielo, y Julián se detuvo, sintiendo cómo la música de la naturaleza lo envolvía.
.
Un millón de mariposas comenzaban a danzar en sus estómagos. Con cada paso, el silencio se ocultaba y renacían sonrisas. En ese momento, sus miradas se cruzaron por primera vez. 
.
Clara, con un brillo en los ojos que desnudaba su alma, y Julián, cuyo corazón latía con una dulzura desconocida, supieron que aquel beso de luz y de aliento era el eco de un amor que renacía.
.
"¿Por qué el amor encuentra los sueños perdidos?", se preguntó Julián, mientras se acercaba a ella. "Quizás para recordarnos que la vida siempre ofrece una nueva oportunidad." Clara asintió, sintiendo en su pecho la fe renacida. 
.
Ellos también lo sentían; una fresca brisa recorría el sendero, llevando consigo las viejas espinas del desamor.
.
El amor no solo germinaba en ellos; estaba en cada pétalo de rosa que en su fragancia comenzó a desperezarse. Se miraron, y en un instante mágico, comprendieron que sus vidas, que estaban destinadas a ser un solitario deambular, ahora se entrelazaban con fuerza.
.
Así, bajo el telón del nuevo día, comenzaron una danza en la que cada latido era un verso de amor que escribían juntos. Un nuevo sueño, el amor que cambiaba sus vidas, florecía entre ellos, como la primavera siempre trae consigo la promesa de un nuevo comienzo.
.
El amor, que había estado dormido, ahora despertaba con un fulgor que llenaba el aire de promesas y esperanzas, demostrando que a veces, cuando menos lo esperamos, el alma encuentra lo perdido y transforma el silencio en canto. 
.
Y así, de la mano, Clara y Julián comenzaron su propia historia, donde las espinas se desvanecían, dejando solo el suave perfume de las rosas.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Tengo celos del viento






Vídeo canción
.

En el vídeo el poema musicalizado
.
Tengo celos del viento 
.
Le tengo celos al aire
que llega, sopla y te abraza,
tengo envidia de la sangre
ya que por tu cuerpo viaja.
.
Y rabia tengo del agua
que lujuriosa te lava,
odio con fuerza las horas
horas que sin ti no pasan.
.
Las ansias me desesperan
cuando recorro tu espalda,
se hace muy largo el camino,
me pesan mucho las ganas.
.
En tu boca fresca bebo
y mi sed nunca se apaga,
en cada trago quisiera
beberte de un golpe el alma.
.
Soñé volaba contigo
por una fresca vereda,
tras los algodones blancos
que hacia el cielo nos elevan.

Seguía el camino rosa
que va al río de los besos,
donde habitan corazones
que ya cumplieron los sueños.
.
El día que yo te vi
sopló más fresca la brisa,
donde solo había zarzas
brotó de nuevo la vida.
.
De tus ojos me prendé
y me colgué en tus pestañas,
con un rayito de luna
desde la noche hasta el alba.
.
Sagrado será el momento
no caerá en el olvido,
el recuerdo de aquel día
vivirá siempre conmigo.
.
Nunca olvidaré la hora
la tengo bien cobijada,
en el cofre del recuerdo
siete candados la guardan.

.

Arreglo para canción
.
Tengo celos del viento 
(intro)
Le tengo celos al aire
que llega, sopla y te abraza,
tengo envidia de la sangre,
ya que por tu cuerpo viaja.
--
Y celos tengo del agua
que lujuriosa te lava,
y odio con fuerza las horas.
Las horas, que sin ti no pasan.
--
(estribillo)
Las ansias me desesperan
cuando recorro tu espalda,
se hace muy largo el camino,
me pesan mucho las ganas.
--
En tu boca fresca bebo
y mi sed nunca se apaga,
en cada trago quisiera
beberte de un golpe el alma.
--
(coros)
Soñé que volaba contigo
por una fresca vereda,
tras los algodones blancos
que hacia el cielo nos elevan.
--
Íbamos por el camino rosa
que va al río de los besos,
donde habitan corazones
que ya cumplieron los sueños.
---
El día que yo te vi
sopló más fresca la brisa,
donde solo había zarzas
brotó de nuevo la vida.
---
(puente)
De tus ojos me prendé
y me colgué en tus pestañas,
con un rayito de luna
desde la noche hasta el alba.
---
Sagrado será el momento
no caerá en el olvido,
el recuerdo de aquel día
vivirá siempre conmigo.
---
(estribillo)
Las ansias me desesperan
cuando recorro tu espalda,
se hace muy largo el camino,
me pesan mucho las ganas.
---
En tu boca fresca bebo
y mi sed nunca se apaga,
en cada trago quisiera
beberte de un golpe el alma.
---
(outro)
Nunca olvidaré la hora
la tengo bien cobijada,
en el cofre del recuerdo
siete candados la guardan.

---

Poema y arreglos de Mercedes Bou Ibáñez
musicalizado por Suno IA
Vídeo hecho con ayuda de Canva y MovieMaker
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Celos
relato sobre el poema
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La pasión de los celos: una exploración literaria en un escenario simbólico y emotivo
.
En un árido paisaje donde la brisa susurra secretos inefables, habita un hombre cuyo espíritu se ve consumido por una envidia insaciable.
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 Este sentimiento, lejos de dirigirse hacia una tercera persona, 
se proyecta hacia el aire mismo, que con delicadeza
 acaricia a su amada. 
.
La metáfora revela una percepción del deseo como una fuerza
 que trasciende lo tangible, manifestándose en una envidia 
hacia la misma esencia del entorno 
que envuelve a la objeto de su afecto.
.
Su corazón arde con celos por cada suspiro que envuelve a su amada, anhelando ser él quien la abrace, quien la proteja del vasto
 y a veces implacable mundo exterior. 
.
La intensidad de estos sentimientos se intensifica en la cotidianeidad: cada vez que ella se sumerge en el baño, la envidia se transforma en rabia, manifestándose en una corporeidad lujuriosa del agua que recorre su piel, mientras él, desde la distancia, sufre una agonía silenciosa por no poder ser el dueño de esos momentos de intimidad, donde el amor se transmuta en un deseo puro y visceral.
.
El transcurrir del tiempo, especialmente en los intervalos en que la separación se hace insostenible, se revela como un enemigo voraz.
.
 Las horas se tornan en periodos interminables y crueles, que parecen burlarse del amor ardiente que reside en su interior, evidenciando la paradoja entre el deseo 
y la imposibilidad de saciarlo. 
.
La ansiedad lo atormenta, particularmente en los momentos en que se imagina recorriendo con la mirada la suavidad de su espalda, experimentando una sensación similar a la de un niño que atraviesa un largo camino en busca de un tesoro: cada paso, cada caricia, se convierte en un esfuerzo titánico, un peso sobre sus deseos.
.
Sus sentidos se agudizan en la percepción de su cuerpo vibrando ante cada roce, aunque siempre parece que la distancia que los separa
 se amplía, alejándolos aún más.
.
 La evocación de sus labios, frescos como la mañana posterior a una lluvia, simboliza un anhelo profundo: beber no solo de su agua, sino de su esencia, de su alma. 
.
Se imagina en un banquete de deseos, consumiendo cada fragmento de su ser en un solo trago, en una sed que jamás logra ser completamente satisfecha.
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En la dimensión onírica, el protagonista experimenta vuelos junto a su amada en escenarios donde la realidad se funde con la fantasía.

. Ambos transitan por senderos etéreos, atravesando el río de los besos, un espacio mágico donde corazones ansiosos cumplen sus anhelos en un abrazo eterno, celebrando el amor en cada latido y en cada signo de unión. 
.
La primera vez que sus miradas se cruzaron constituye un hito fundacional en su existencia; aquella brisa que antes parecía indiferente se torna en una presencia vibrante y vivificante.
.
 En medio de zarzas marchitas, presencia la renacencia de la vida, su corazón late con fuerza, hechizado por la luz de los ojos de ella, que se asemejan a un faro guía en la noche eterna prometida de no separarlos.
.
Este momento sagrado y memorable es custodiado con celo en un cofre sellado por siete candados, cada uno simbolizando un recuerdo, una chispa del amor que los une. 
.
La memoria de la hora en que se encontraron se vuelve un refugio, un recordatorio de que, al fin y al cabo, su amor trasciende las limitaciones del tiempo y del espacio. 
.
En cada susurro del aire, en cada gota de agua, en cada segundo que transcurre, su corazón se impregna de un amor que, en su intensidad y pureza, parece estar destinado a resistir hasta la eternidad.
.
Este relato, por tanto, revela la complejidad del amor marcado por los celos, donde la percepción del deseo se entrelaza con la imaginación, la nostalgia y la esperanza, configurando una narrativa que trasciende lo meramente emocional para convertirse en un símbolo de la lucha interna por la posesión y la eternidad del amor.
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En un secarral donde la brisa susurra secretos ocultos, 
vivía un hombre que sentía en su pecho una envidia insaciable. 
No era hacia otra persona, sino hacia el aire, que con suavidad llegaba para acariciar a su amada. 
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Su corazón ardía con celos por cada soplo 
que se atrevía a envolverla, anhelando ser él quien la abrazara, quien la protegiera del mundo.
.
Cada día, cuando ella se bañaba, la envidia se convertía en rabia. 
El agua se escurría por su piel de manera lujuriosa, 
mientras él, a la distancia, agonizaba por no ser el dueño de esos momentos íntimos, esos instantes 
donde su amor se tornaba en puro deseo. 
.
Y, con cada hora que pasaba lejos de ella, 
el tiempo se volvía un enemigo voraz. 
Esas horas, interminables y crueles, 
parecían burlarse del amor que ardía en su interior.
.
Las ansias lo atormentaban, especialmente cuando tenía la oportunidad de recorrer la suavidad de su espalda. 
Se sentía como un niño que quiere atravesar un largo camino 
en busca de un tesoro; cada paso era un esfuerzo, 
cada caricia un tesoro que pesaba sobre sus deseos. 
.
Podía sentir su cuerpo vibrando al roce, 
pero siempre parecía que la distancia entre ellos se ensanchaba.
.
Y luego estaban sus labios, 
frescos como la mañana después de una lluvia. 
Él anhelaba beber de ellos, no solo agua, sino su esencia, su alma. Se imaginaba en un banquete de deseos, 
tragando cada pedazo de su ser en un solo trago, saciando una sed que nunca terminaba de apaciguarse.
.
En sueños, él volaba junto a ella, en un lugar donde la realidad
 se mezclaba con la fantasía, atravesando frescas veredas 
que parecían tan reales como etéreas. 
Iban al río de los besos, 
un lugar mágico donde los corazones que habían anhelado 
cumplían sus sueños en un abrazo eterno, 
donde el amor se celebraba en cada latido.
.
El día que sus miradas se encontraron por primera vez 
fue un hito en su vida. Esa brisa que antes parecía indiferente 
se había vuelto fresca y viva, y en medio de zarzas marchitas, 
él vio renacer la vida. 
Su corazón latía con fuerza; se había prendado de los ojos de ella, como si fueran un faro que guiaba su destino. 
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Se colgó de sus pestañas, sintiendo la luz de la luna en la noche eterna que prometía no separarlos.
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Aquél fue un momento sagrado, 
uno que sabía que jamás caería en el olvido. 
Lo encerró celosamente en un cofre marcado por siete candados, cada uno simbolizando un recuerdo, 
una chispa del amor que los unía. 
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Nunca olvidará la hora, la única que lo abrigaba en la soledad, recordando que, al final, 
su amor por ella trascendía el tiempo y el espacio. 
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Y así, en cada susurro del aire, en cada gota de agua, en cada segundo que pasaba, su corazón se llenaba de un amor que resistiría hasta la eternidad.
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