aromas de savia desbordada alzan los árboles sus brazos al cielo, la esencia de la tierra se despliega, con cada hoja, un latido, con cada raíz, un abrazo con el suelo.
Ecos de un mundo pulsante, la savia fluye como un río de vida, abrazando la diversidad, tejiendo un manto de colores, un canto de fragancias que invita a la eternidad.
Pero una sombra se cierne, el hacha que golpea sobre la sangrante herida, con cada corte, un lamento, con cada tronco caído, una historia que se quiebra, un hogar que se apaga en el estruendo de la ambición.
¿Dónde quedan las voces de los pájaros, el murmullo de las hojas al danzar? Las raíces, testimonios del tiempo, se ven condenadas a la ausencia, con un suspiro, se despiden del glorioso entorno.
Nos deslizamos sobre el mundo, con la mirada ensombrecida por el avance, en este camino del olvido, despojamos a la madre tierra de su manto verde, de su paz y de su canto y del pájaro sin nido, nadie escucha su llanto.
¡Oh, naturaleza amada! Tu lamento es un llamado a la vergüenza,, un eco que se alza en nuestra conciencia, incitándonos revertir ese desvelo y reescribir la narrativa de tu existencia.
Que florezcan de nuevo tus bosques, que la vida renazca en cada rincón, que el amor por tu esencia nos impulse a ser guardianes de tu legado, a elegir el futuro donde tus raíces permanezcan vivas.
En cada árbol, en cada flor, una promesa de esperanza, reconociendo que en tu vastedad reside no solo nuestra supervivencia, sino la esencia misma de nuestra humanidad.
Atiende por pata negra, es así como se llama, sea Jabugo o Guijuelo, extremeño o de la Mancha, de Aragón o de Pozuelo, pero con olor a patria y fuerte perfume a pueblo con aromas de mi España.
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Jamón de pata negra, ya maduro,
este jamón feliz de nuestra tierra,
un jamón que nos infla con orgullo
y nos da, con su savia fortaleza.
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Este jamón que traspasa
las fronteras y nos une,
nos hace sentir en casa,
nos hace sentir inmunes
en la mesa con su gracia.
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Jamón que nos representa,
sabroso jamón, tan nuestro,
símbolo de nuestra tierra,
jamón que nos llena el cuerpo
del olor a lluvia fresca.
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Ay jamón, cuánto te quiero!
Tú, el alimento ideal,
tú, ese bocado perfecto
en su puntito de sal.
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Te comeré cada día,
eres mi amor verdadero,
nunca me canso de ti,
eres al alba el lucero
que trae un haz de alegría,
a mi paladar senil
y tu hueso en el puchero;
manjar de la tierra mía.
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Oh, jamón cómo te quiero,
te quiero de corazón,
eres rico y sabrosón
con tu alma de bellotero.
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Oh, jamón me haces feliz
te quiero siempre en mi mesa
para darme un atracón,
con ese olorcito a sierra
que tienen esos jamones
llamados de pata negra,
que difunden por el mundo
los aromas de mi tierra.
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¡Cuánto te quiero, jamón,
mi jamón, de pata negra!
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(intro)
Atiende por pata negra, es así como se llama, sea Jabugo o Guijuelo, extremeño o de la Mancha, de Aragón o de Pozuelo, pero con olor a patria y fuerte perfume a pueblo con aromas de mi España. si el segundo