GLOSA A LA GUERRA
Poema de Marcos Andrés Minguell.
Maramín
En base a esta décima edifico mi glosa:
En alerta la atalaya,
suenan tambores de guerra,
con un repicar que aterra
convocan a la batalla.
Preparando la metralla
entre tejes y manejes
los cristianos, los herejes
de fe débil y famélica,
a la maquinaria bélica
engrasan los férreos ejes.
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Suenan tambores de guerra
todo el mundo se prepara,
y vituallas acapara
el pueblo que ya se aterra.
Hoy amenaza la tierra
una guerra que ¡Malhaya!
a toda nación lacaya
convierte por su importancia.
¡Atención y vigilancia,
en alerta la atalaya!
Renovadas alianzas
ruegos, súplicas, chantajes,
agotados arbitrajes,
desechas las esperanzas.
Ya no son juegos ni chanzas,
el poderoso se emperra
en su convicción y cierra
la puerta ante otra opción.
Sin escuchar más razón
suenan tambores de guerra.
Las armadas están prestas,
fragatas y cañoneras
portaaviones, lanzaderas
con sus misiles, dispuestas.
Acalladas las protestas
a la paloma se entierra,
el hacha se desentierra
y el grito de guerra suena,
por todo el mundo resuena
en un repicar que aterra.
Al redoble del tambor
las tropas son entrenadas,
armadas y preparadas
para luchar con ardor.
Ponen en juego el honor
y así su conciencia calla,
cada muro, cada valla
muestra su amada bandera
y de esta forma y manera
convocan a la batalla.
Es grande la agitación
ante los preparativos
los asuntos conflictivos
exigen gran atención.
Poner tropas en acción
para ganar la batalla
en una guerra que estalla
no es cosa de ligereza,
por eso siempre se empieza
preparando la metralla.
En todas estas acciones
no sólo las armas hablan,
diplomáticos entablan
severas negociaciones.
Si ganas, las particiones
para después no las dejes
es mejor que antes bosquejes
con acierto y eficacia
dejando a la burocracia
entre tejes y manejes.
Unos a la guerra santa
claman con impertinencia,
otros porque su conciencia
la impertinencia no aguanta.
Si las creencias quebranta,
las religiones son ejes
y al final de los manejes
todos se lavan las manos,
los budistas, mahometanos
los cristianos, los herejes.
La guerra será terrible,
armamentos infernales
desatarán tantos males
que harán la vida imposible.
Y además lo más horrible,
después de la hazaña bélica
llega toda la modélica
lucha de exterminación
donde muere el corazón
de fe débil y famélica.
Muchos clamarán al cielo
en las iglesias rezando
y campanas repicando,
otros besarán el suelo.
Se dirán con desconsuelo:
¿Dónde la bondad angélica
de esa doctrina evangélica?
¡Si nadie puede parar
la potencia militar
de la maquinaria bélica!
Amigo, tú que a la armada
te enrolas para luchar
quizá me puedas contar
de qué va esta algarada.
La verdad, no entiendo nada,
necesito me aconsejes
y este lío desmadejes:
¿Quiénes son los potentados?
¿Quiénes tan interesados
engrasan los férreos ejes?
Bien nha quedado, Gracias.
ResponderEliminarA mandar, que pa eso estamos, ya te dije una vez que si tienes alguno que quieras ver en vídeo, me lo dices.
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