- Aplico una ciencia infusa
- porque yo entiendo muy poco,
- pero a tientas y a lo loco
- hago de mi sayo blusa.
- Si me abandona la musa
- me rodeo con amigos
- y ellos me sirven de abrigos
- para cobijar mis versos
- que así no quedan dispersos
- ni flácidos como higos.
- Ni flácidos como higos;
- ¡anda!, hoy tocamos la fruta
- pues mira, cambio de ruta
- y me voy con mis amigos.
- Yo quería hablar de trigos
- de los tigres del trigal
- o del esquí en Formigal
- pero los higos, ni secos
- y ya voy cerrando flecos
- dejando este madrigal.
- Dejando este madrigal;
- ¿de que madrigal me dices?
- Ya confundes las perdices
- con otra especie animal.
- No me seas carcamal
- ni te excuses ya por viejo
- ni te hagas como el pendejo
- que presume de ignorancia
- tan solo por la arrogancia
- de dar lustre a su pellejo.
- De dar lustre a su pellejo
- no sabe que pitos toca
- ni versa bien con la boca
- y admira a Cesar Vallejo.
- El saber lo tiene viejo
- y siempre suele escribir
- para sus alas batir
- y salir de la rutina,
- esa cruel que le domina
- y tiene con mal dormir.
- Y tiene con mal dormir
- una pena grande y gorda,
- pues él se piensa que borda
- las letras con su escribir.
- Y gusta de presumir
- de ser un vate de pro,
- pero cree, digo yo;
- que solo es un vil ceporro,
- aborregado y modorro
- que no sabe ni la o.
- Que no sabe ni la o
- por ser de poco estudiar,
- pues siempre estaba en el bar,
- su padre me lo contó.
- El tonto se aficionó
- al billar y a la baraja
- y del estudiar ni miaja,
- por eso para vivir
- se dedicó a delinquir
- comprándose una navaja.
- Comprándose una navaja
- bebiéndose la pimpina,
- el agua de la letrina
- y de paso no trabaja.
- Y si lo hace es por migaja
- satisfaciendo sus vicios
- sin dar lugar a prejuicios
- y a todos les da la cara;
- muchos le miden con vara
- todos sus malos desquicios.
- Ceo que era una navaja
- de aquellas de capar bueyes,
- dicen que el día de reyes
- a uno casi que lo raja.
- A Pedrito, ese tartaja
- que frecuenta el bar de Paco,
- quiso robarle el tabaco
- mas Pedro se defendió
- y de una hostia lo dejó
- chillando como un verraco.
- Chillando como un verraco
- sin más ganas de joder,
- y ni a ese bar ya volver
- para no ver al tal Paco.
- Que es un tipo un poco flaco
- pero tiene una escopeta
- para todo el que cometa
- tales hechos en el bar,
- así que lo va a matar
- si acerca ahí su boqueta.
- Si acerca ahí su boqueta
- lo pueden descalabrar
- o quizás también matar
- con un tiro de escopeta.
- Que al Paco ya no le inquieta
- llevar un cristiano al hoyo,
- así que se cuide el pollo
- de ir por allí a dar la lata,
- que no meta más la pata
- y se deje de mal rollo.
- Y se deje de mal rollo
- me dice aquí la muchacha
- claro que con esta facha
- me parezco a un puto pollo.
- Pero volviendo al meollo
- y siguiendo con la broma
- por aquí se nos asoma
- el amigo Willy Moreno,
- Merche la todoterreno
- y el Manel que se desploma.
- Poema de;
- Manuel Ignacio Marín
- Willie Moreno
- y Merche Bou Ibáñez
sábado, 16 de enero de 2021
p De poetas y bellacos Con Manuel y Willie
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