Romance de Don Cosme
Este romance no es mío,
me lo contaba mi abuelo.
Yo le hice algunos arreglos.
Nunca supe de quien es.
Un día del mes de agosto
llegaron tres forasteros
malcarados y andrajosos
a cierto pueblo manchego
de la provincia de Cuenca
cuyo nombre no recuerdo.
En la fonda de la Blasa
tomaron un aposento,
diciendo que eran viajantes
de artículos ortopédicos.
Allí aguantaron tres días
en paciencia y en silencio,
a pesar de lo que Blasa
con los tres estaba haciendo,
pues les daba de comer
unas manitas de cerdo,
que todo el que las probaba
salía de pronto corriendo
y tomaba el primer tren
con dirección a Toledo.
Algo muy malo tramaban
aquellos tres forasteros,
pa´ aguantar lo que la Blasa
con los tres estaba haciendo.
En aquel pueblo vivía
Don Cósme Perez Cienfuegos,
hombre de mucha fortuna
y que a pesar de ser médico
se llevaba bien con todos
los habitantes del pueblo,
ya que por su intervención
no hubo más que tres entierros.
Una noche tenebrosa
salen los tres bandoleros
armados con escopetas
y con tres quesos manchegos,
y entrando por el corral
que está lleno de conejos
a Don Cósme y su familia
dan espantoso tormento.
Tan tremebundo espectáculo
hace que se erice el vello
y abran de raíz las carnes
verbo y gracia al más entero.
A la madre de Don Cosme
la sujetan al perchero
y la hurgan con orquillas
en el oído derecho,
en su intrínseca maldad
no se contentan con esto
y con afán de hacer daño
cogen y le meten dentro
aceitunas aliñadas
con pimentón, sal y orégano.
A la pobre de la criada,
sin comerlo ni beberlo,
cogiendo dedal y aguja
y un ovillo de hilo negro,
en el suelo espatarrada
la bordaron sobre el pecho,
a punto de cadeneta
y poniendo en ello empeño;
¡"Vivan Daoiz y Velarde
y el general Espartero"!
A Don Cosme me lo trincan
y después de bien sujeto,
le golpean en el cogote
como si fuera un conejo
con un tomo de las obras
de Bretón de los Herreros,
para que suelte la mosca;
u séase los dineros.
Este es el horrible crimen
este es el triste suceso
que un día del mes de agosto,
tres malvados bandoleros
perpetraron una noche
por el lucro del dinero
en un lugar de La Mancha,
cuyo nombre no recuerdo.
-0-
Romance del mexicano
Porfirio
Este poema no es mío,
es a medias con mi abuelo,
el me lo contó
y yo le hice algunos arreglos.
Nunca supe si era suyo
o de quien era.
El mejicano Porfirio,
un macho de cuerpo entero
dice que quiere saber,
como es un hombre por dentro.
Por la calle cuesta abajo
Porfirio grita diciendo;
-!Lo que yo quiero es saber
cómo es un hombre por dentro!
El mejicano Porfirio
carita de cobre tierno,
hechuras de rey azteca
lacio de mostacho pelo,
de azul brillantina india
brazo corto, machetero,
recia mirada aborigen
con limaduras de hierro.
Grita que quiere saber;
¡cómo es un hombre por dentro!
Los revólveres dormitan
en los bolsillos zagueros;
los cuchillos ya bostezan
de pelusa y de silencio.
¡Y Porfirio quiere ver
cómo es un hombre por dentro!
Los pulsos del peonaje
presienten lunas de hielo.
Los silencios en la tarde
suenan cómo hierros nuevos
de navajas castellanas
y machetes jalisqueños.
Las viejas se chismorrean
y en la calle un ojo puesto
se van cerrando las puertas,
se va oscureciendo el cielo.
Los pasos por la pradera
son como tambores ciegos,
en noche, noche nochera
mudo se quedó el silencio.
Se oye el repiquetear
de los dientes por los suelos,
ríos de sangre presagian
esos nubarrones densos.
Ya con visos de tragedia
el alma viste de negro,
la luna se da la vuelta
para esconderse del miedo.
El aceite del candil
se esconde tras un lucero,
se pesa el miedo en arrobas
en esta tarde de duelo.
El mejicano Porfirio
azteca de cuerpo entero,
pura sangre de dos sangres
estirpe de dos imperios,
valiente donde los haya
quiere saber el misterio.
Dice que quiere saber;
¡cómo es un hombre por dentro!
¡Alerta los federales,
salgan todos a su encuentro,
al pecho ya los fusiles,
¡al arma, pólvora y hierro,
pongan la rodilla en tierra
y lancen al cielo un rezo,
diez mosquetones en fila
y un corazón en el centro!
¡Apuntad bien federales
a su cinturón de cuero!
¡Qué ha dicho que quiere ver
cómo es un hombre por dentro!
Y es muy rechulo ese charro,
dicen que anduvo de cuentos
con los valientes de Pancho
en sus vueltas por Morelos.
La mano lleva en el cinto,
con la mirada hacia el cielo
y paso muy decidido
se va soltando los flecos.
Porfirio va con sigilo
por las calles en silencio,
mientras el sueño se esconde
la noche ayuda al acecho.
Lleva una mano escondida,
blancos de cera, los dedos
y en mente la idea fija
de ver un hombre por dentro.
El gringo lo ve llegar,
¡ay, gringo! ¿No te da miedo?
¡Una muralla de libros
le sirve de parapeto!
-¿Qué buscas aquí, pelao?
-dice Morgan, el librero.
-Los adentros... ¡Quiero ver
cómo es un hombre por dentro!
-Toma, son treinta centavos
y para empezar es bueno.
Porfirio sale a la calle,
Porfirio sale contento,
treinta centavos el libro
con todo el hombre por dentro;
* Principios de Anatomía
Cuaderno Primero. El Cuerpo *
Un texto muy comprensible
y unos dibujos muy bellos.
¡Federal, descansa el arma,
Porfirio quiere ser médico¡
El silencio soltó un grito
y al miedo volvió el aliento.
¡Por fin Porfirio sabrá
como es un hombre por dentro!