- Ni santos hay en el cielo ni dioses que nos protejan,
- pues los santos se asemejan y nadie lo tome a duelo,
- a un monigote con pelo ya de yeso o de cartón.
- Uno también de madera hizo el carpintero Antón
- y oí yo que le decía un día al abuelo Curro;
- ¿Ves abuelo al San Pascual? Pues del pesebre del burro
- es un hermano carnal.
- El sino a veces nos lleva por oscuros derroteros
- y entre las panas y cueros con nuestra vida se ceba.
- Hace con nosotros leva y nos embarca sin rumbo,
- nos trata como higo chumbo, cubriéndonos con espinas
- sin ver rectas... solo esquinas. La testa en continuo zumbo
- nos hace pedir disculpa, pero no es nuestra la culpa
- sí de un sino muy balumbo.
- Tiende el ser a la tristeza, ya la llevamos de serie
- y aunque algún día se ferie nos golpea con crudeza.
- A la vida y su dureza de poco le valen chistes,
- disfruta de vernos tristes y sumidos en el hoyo,
- mas hay que seguirle el rollo para ver como subsistes
- sin un mal caldo de pollo.
- Cuando damos un traspiés por muchas vueltas que demos,
- por mucho que lo intentemos nada se vuelve del biés.
- Nos da la vida un revés nos empuja y nos derriba,
- dejándonos panza arriba con descaro y sin pudor.
- Si, a alguien le fue mejor que venga aquí y me describa;
- ¿él cómo... lo consiguió?
- Cuando me deis por perdía en iglesias no busquéis
- que allí no me encontraréis ni de noche ni de día.
- Es un pensar a fe mía que habrá mejores lugares.
- Para dar amor a mares no hace falta ser creyente,
- puede darse amor la gente, del mismo modo en los bares
- con un trago de aguardiente.
- Negras nubes se avecinan y empalagosos silencios
- de pájaros que no trinan ante un Dios que sigue mudo,
- desoyendo como afinan los pobres que con sus gritos
- pidiendo amor se empecinan sin nadie que les escuche
- y sin un saco de pan ni de flautas ni de pitos,
- que llevarse para el buche.
viernes, 9 de octubre de 2020
De dioses, santos y sinos
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