jueves, 8 de agosto de 2019

X Dulcinea Romance Don Quijote






Sus ojos son dos luceros
que iluminan mis mañanas
y es su boca una laguna
donde mi lengua se baña.

Es su vientre la pradera
donde este potro desbrava
el trepidante aguijón
que le crece entre las patas.

Soy peluche entre sus pechos,
soy esa flor que derrama 
el perfume entre sus brazos,
soy el jilguero que canta
al ver su pecho desnudo
esperándome en la cama
y es la musa que me inspira
los sueños de madrugada. 

Es mi amor por Dulcinea
un gran fuego que me arrasa
y en noches bajo la luna
para entrar con Sancho en charla
le suplico que me diga
que mi Dulcinea es guapa.

Dime amigo por favor;
dime Sancho: ¿a qué es muy guapa?
Muchas veces le pregunto
para que me alegre el alma 
y me suelta el socarrón,
con esa lengua tan larga,
esta serie de improperios
dignos de su mala raza.

Esto es lo que dice Sancho 
por su boca que no para,
esa boca que parece
trampilla de una cloaca. 

¡Pardiez!
"¿Dice, qué bella es la moza?
Si no fuese por las patas
de gallo bajo las cejas
de sus ojillos de rata
o esos dientes tan negruzcos
o los granos de la cara
o en la tripa esas mollejas
que no caben en la faja
o esos cabellos tan tiesos
como pelos de una cabra
o esos andares de pato
o de gorrino en la charca
y esa napia como un loro
o su hablar como de graja,
pantorrillas de elefante,
el culo como una tabla
y las tetas dos colgajos
que le llegan a la panza.
Si no fuese por todo esto
¡rediez...
sí que sería bien guapa!"

-0-

Nunca se pierde El Quijote,
para poderlo encontrar
le tendremos que buscar
donde la injusticia brote.
Del que se juega el bigote
por deshacer un entuerto,
puede dar usted por cierto
que lleva en su corazón
la semilla y la sazón
que han de mantener despierto
al hidalgo caballero
y aquel sagaz escudero
tan alegre y bonachón.

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