Súplica de un libro a su comprador.
Verle aquí me da mal fario
pues sé que me comprará,
pero luego me pondrá
en un rincón del armario.
Y eso es lo extraordinario
me compra por presumir
y a sus amigos decir
que es un hombre bien leído,
mas me dejará en olvido
y eso a mí... me hará sufrir.
Y eso a mí me hará sufrir
pues tengo cosas muy bellas,
hay cantos a las estrellas
y una historia por urdir.
Con usted mi porvenir
es llorar en un estante,
porque ni por un instante
pondrá sobre mí sus ojos
ni aunque me ponga de hinojos
en actitud suplicante.
Y en actitud suplicante
tan solo pedirle quiero
que lo piense con esmero
y no siga hacia adelante.
Será para mí un desplante
en su casa estar inerte
y que me alcance la muerte
sin que nadie a verme venga
y para eso... ¡no me tenga
déjeme aquí... con mi suerte!
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