martes, 4 de diciembre de 2018

p M ¡Viva la Navidad!








Otra Navidad ya suena,
desempolvaré el disfraz,
iré cambiando la faz
para presumir de buena.
Mirando a la luna llena
un verso de amor haré,
en el me dirigiré
a esos pobres olvidados,
a esos pobres castigados
que nunca saben porqué.

Al llegar la Navidad
hermanos somos de todos,
suavizamos nuestros modos
y en ella todo es bondad.
Ejercemos caridad,
para ganarnos el cielo,
fingiendo en un falso duelo
que nos agobia el dolor
de aquel que vive el terror
sin alzar los pies del suelo.

¡Y viva la Navidad!
Va gritando una maruja,
que ni con disfraz la bruja,
disimula su maldad.
¡Menuda falacidad
bajo su abrigo de armiño!
¿Le importará a ella el niño
que perdió ayer a su padre
y violaron a su madre
en menos que se hace un guiño?

Y ¡viva la Navidad!
Lo gritan todos a coro,
se repiten como un loro
así hasta la saciedad.
¡Viva el disfraz de bondad
una vez solo por año!
Tampoco nadie hace daño
por presumir de ser bueno,
hasta las almas de trueno
se creen su propio engaño.

Y  la Navidad que siga
mientras una mina explota,
dejando una pierna rota
con media cara hecha miga.
Y no faltará quien diga;
¡Qué viva la Navidad!
Mientras media humanidad
se muere ante los hocicos
de quien canta villancicos
de disfrazada humildad.

Yo también voy a intentar
el aferrarme a mi pluma
y ser de las que presuma
el unas letras trazar.
Tan solo para olvidar
a nuestros propios pecados
y con versos bien rimados
hacerles muy bien saber
a quienes no han de comer;
que sí serán recordados.

¡Y viva la Navidad,
que esta noche es Noche buena
y mañana Dios dirá.... !

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