martes, 11 de diciembre de 2018

X W Décimas IV








*Por lenguas de doble filo
*la otra tarde me enteré
y en nada me disgusté
pues me pareció buen hilo.
Y mi alma se puso en vilo
muy contenta me sentí,
cuando de una gente vi
llamar "mellizas de oro"
con una boca de loro
a mis amigas y a mí.

*Los dos primeros versos 
son de Rafael de León (poeta español)

Mellizas de oro nos llaman
y ese nombre bien me gusta,
nadie crea que me asusta
con sus erradas proclamas.
No tememos a tus llamas
ni a ese tu ir y venir
con el que te quiere oír,
por privados platicando,
que aunque no sepas ni cuando
ya te vieron el plumero
de nada vale tu esmero
en seguirnos criticando.


No corra, niña no corra,
bueno es curarse en salud
antes que de esto haga alud
alguna vieja modorra.
Que hay por ahí una cotorra
que disfruta molestando
a quienes van tributando
de versos un buen hacer
y es tan solo por placer
que nos irán machacando.


En verdad cuesta muy poco
el a todos comentar
su gran arte en el versar
aunque no sea miel de coco.
Es mejor hacerse el loco
y sobre nada opinar
para así poder lograr
ser buen amigo de todos,
pues ya que con otros modos
nos disparan a matar.


Llaman de queso al olor
en mi zona al de los pies,
ese olor que a veces es
repulsivo y causa horror.
Morir he visto una flor
colgada en el macetero
por ese olor puñetero
de quien solo se los lava
cuando le sale del haba
o desde Julio hasta Enero.


El arte en estado puro
se vislumbra en tu versar,
con él haces suspirar
incluso al lector más duro.
Amiga te lo aseguro
aunque yo no sea quien,
pero en tus versos se ven
almas de viejos poetas.
Tú ya conoces las tretas
y versas, versas muy bien.

Un elocuente sentir
de tus letras siempre mana,
son cual toque de campana
que anuncia y hace fluir
el latir de un alma sana.
Creo en ellas percibir
un toque de gran pasión
que nos alza el corazón,
alegrando la mañana
de quien lucha por vivir
sumergido en una nana.

Don Pompín y Don Pimpón
me demuestran tu valía,
que eres grande ya sabía
pero esto es el colofón.
Eres un gran campeón
en las cosas del versar,
digo fuerte y sin dudar
que eres Tamiz gran poeta,
llena tienes la maleta
de versos de buen rimar.

(Para Tamiz)

En estas letras tan bellas
he sentido la emoción
llegar a mi corazón
al ver un mago tras ellas.
Con este poema sellas
tu calidad de poeta,
ya conseguiste la meta
ya nadas en la ambrosía
que fluye en la poesía
que tu pluma ya sujeta.
(Para Mael)

Lope de Vega era un genio
que no admite parangón,
sus sonetos son blasón
lo mejor de todo el gremio.
Y para mí es un apremio
que me compares con él,
que mis versos a granel
no merecen  homenaje,
no domino el engranaje
de versos sabor a miel.

Muchas gracias buen amiga,
tú siempre tan elegante,
nunca vi de ti un desplante
siempre vas de buena miga.
Y tu buen hacer me obliga
el verte como poeta,
que ya cruzaste la meta
que separa el escribir
de aquellos que por zurcir
hacen solo la puñeta.

Antes lo hice en singular
tan solo di gracias a una,
y ya me abroncó la luna
ella vio que sois un par.
Digo fuerte sin dudar
que poetas sois las dos,
¡Eso lo sabe hasta Dios!
A nadie le quepa duda
que con vuestro verso muda
en flor, un golpe de tos.

¡Qué arte más grande, por Dios!
Y no es en la una tan solo
que sabéis seguir el bolo
compaginando las dos.
A alguna le dará tos
ante versos tan perfectos,
no todos los intelectos
logran un tan buen versar
y sois dignas de admirar
hasta por los más circunspectos.


¡Sí siempre estas a mi lado!
seré por siempre feliz,
podré comer la perdiz
esa que siempre he soñado.
Tu versar enamorado
ha calado en mí muy hondo,
supiste encontrar el fondo
de un corazón ya perdido,
que de nuevo ha renacido
y ya de nadie me escondo.


Muy lindo este galardón
que no creo merecer
solo escribo por placer
sin ninguna pretensión.
No son mis letras blasón
ni lo pretendo con ellas,
ni le canto a las estrellas,
ni a las rosas ni al clavel,
son solo un reflejo fiel
de injusticias y querellas.

Soy décima y soy soneta,
a versar no tengo freno,
pa´ mí todo estilo es bueno
tengo escribir como meta.
Que a mí ya nada me aprieta,
igual pelo un higo chumbo
como te quito el gayumbo
para ver que cosa guardas
y si tú no te acobardas
pues yo tampoco me arrumbo.

Mi pluma nunca rezonga
contra aquello que está bien,
y tampoco soy yo quien
para levantar milonga.
Y no mi pluma se oponga
contra religión alguna
si a mí, no me inoportuna.

Cada cual la suya tiene
y por eso no conviene 
el criticar a ninguna.

Que tengo yo de Sevilla
como un recuerdo muy vago,
pues un día muy aciago
me partí la cabecilla.
Quedé empotrada en la silla
por culpa de un accidente
y aún tengo bien presente
a aquel Virgen del Rocío,
hospital de gran tronío
donde salvaron mi vida
que ya la daban perdida
mis hijos y mi marío...


León, Quiroga y Quintero
y un vaso de manzanilla,
¡Ay, por Dios, ¡qué maravilla!
cuanta copla, arte y salero.
Sevilla en el mundo entero
ya saben de tu alegría,
allí me jugué la vía
por un golpe traicionero
y me salvó el gran esmero
de tu gente y su valía.

A veces sin darnos cuenta
se van cometiendo errores
y salen cosas peores
de lo que al versar se intenta.
Mas también el que comenta
a veces mete la pata
y dice ver una errata
quizás por desconocer
como se debe meter
cada versico en su lata.

Por caminos olvidados
van muriendo los poetas
mientras que algunos ascetas
viven del vulgo halagados.
Y los versos bien bordados
pasan sin pena ni gloria.
Pero estos harán historia
en las páginas del verso,
tu sentir quedará inmerso
para siempre en la memoria.

El chino 

Chinito sigue en sus tlece
cuando piensa en Isabel
algo muy dentlo de él
nota como que le clece.
También a mi me palece
que el chino busca mojal
su chul.lito en el ojal
de nuestla amiga Isabel,
algo tendlemos que hacel
pa´ que tenga que olvidal.

Tú pol si acaso no fíes
y aplieta muy bien el culo,
si el chino se pone dulo
segulo que no te líes.
No dejalá ni que píes
cuando te empotle en la leja
y chilles como coneja
sin sabel pol donde vino,
que ese chino es muy zol.lino
y te comelá la almeja.


El abad
¿En que pensaría el abad
al ver a tu amiga en la fila?
No sería el abad muy lila
pese a ser un hombre de edad.
No hay fecha de caducidad
y tampoco habrá celibato
que no haga remover el hato
ante un cuerpo descomunal
y tu amiga es fenomenal
tanto en vivo como en retrato.

¡Vaya pitufo el abad!
menudo sinvergonzón,
tuvo el hombre un calentón,
¡Muy malo, para su edad!
Le pudo más la ansiedad
que el jurado celibato,
pues le hormigueaba el hato
al olor de carne fresca,
tendremos que darle yesca
por lujuria al mentecato.


Pues la batuta se aborda
a quien jure celibato,
sin pudor y sin recato
y así no se pone gorda.
¡Por Dios que menuda horda!
Juran de mentirijillas
que luego buscan chiquillas
o chiquillos si es el caso,
es por eso el mejor paso
el cortárles las rosquillas.

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