lunes, 8 de julio de 2019

Sequía Romance






¡Ay, natura quien te ha visto!
¡Ay, natura quien te ve!

El hombre en su necedad
cambió el ritmo de los vientos,
¡Cuánto cambiaron los tiempos,
por el hombre y su maldad!

Ya los negros nubarrones
no se asoman por el cerro
y los lagartos se esconden
presienten un seco invierno.
Dos ranas con cantimplora
rezan suplicando al cielo,
¡qué llueva por Dios qué llueva!
Grita una con desespero,
pero ni existen las nubes
ni se escucha ningún trueno,
¡qué llueva pronto por Diós!
Se oyó repetir al eco,
pero que llueva el amor
en este mundo desierto,
que no quiero que mis hijos
hereden un mundo yermo.

En el lejano horizonte
un árbol levanta el cuello
tantos años de sequía
le han sumido en el averno,
ya se quedó sin hermanos
víctimas todos del fuego,
ese fuego que consume
al hombre en su propio cieno.

La natura nada importa
cuando solo manda el ego,
ya nada el hombre respeta
bajo la capa del cielo
y ha convertido el planeta
en un gran estercolero.

Que ya ni los grillos cantan,
palideció hasta el lucero,
las luciérnagas no brillan,
se quedó mudo el silencio
y dicen las malas lenguas
que Don Quijote se ha muerto
y que ni Sancho siquiera
asomó por el entierro
y hasta del Mago de Hoz
dicen que perdió el sombrero
y que Don Juan como amante
ha perdido hasta el resuello.

En los bosques calcinados
he visto llorar al viento
al ver hacer las maletas
al pájaro carpintero
y vi a los siete enanitos
trabajando de bomberos,
hasta a la bruja malvada
le salió su lado bueno,
corría desesperada
pidiéndole ayuda al cielo
para librar a este mundo
de tanto inhumano enfermo.

Que cese ya la locura
y se vuelva el hombre cuerdo
o este mundo se termina
convertido en un infierno..

¡Ay, qué pena me da el mundo
al ver a los hombres ciegos!
Sin ver como se despeña
la vida por esos cerros
de locura y vanidad
donde se mueren los sueños.

Sequía

¡Ay, natura quien te ha visto! ¡Ay, natura quien te ve!
El hombre en su necedad cambió el ritmo de los vientos,
¡Cuánto cambiaron los tiempos, por el hombre y su maldad!

Ya los negros nubarrones no se asoman por el cerro
y los lagartos se esconden presienten un seco invierno.
Dos ranas con cantimplora rezan suplicando al cielo,
¡qué llueva por Dios qué llueva! Grita una con desespero,
pero ni existen las nubes ni se escucha ningún trueno,
¡qué llueva pronto por Diós! Se oyó repetir al eco,
pero que llueva el amor en este mundo desierto,
que no quiero que mis hijos hereden un mundo yermo.

En el lejano horizonte un árbol levanta el cuello
tantos años de sequía le han sumido en el averno,
ya se quedó sin hermanos víctimas todos del fuego,
ese fuego que consume al hombre en su propio cieno.

La natura nada importa cuando solo manda el ego,
ya nada el hombre respeta bajo la capa del cielo
y ha convertido el planeta en un gran estercolero.

Que ya ni los grillos cantan, palideció hasta el lucero,
las luciérnagas no brillan, se quedó mudo el silencio
y dicen las malas lenguas que Don Quijote se ha muerto
y que ni Sancho siquiera asomó por el entierro
y hasta del Mago de Hoz dicen que perdió el sombrero
y que Don Juan como amante ha perdido hasta el resuello.

En los bosques calcinados he visto llorar al viento
al ver hacer las maletas al pájaro carpintero
y vi a los siete enanitos trabajando de bomberos,
hasta a la bruja malvada le salió su lado bueno,
corría desesperada pidiéndole ayuda al cielo
para librar a este mundo de tanto inhumano enfermo.

Que cese ya la locura y se vuelva el hombre cuerdo
o este mundo se termina convertido en un infierno..

¡Ay, qué pena me da el mundo al ver a los hombres ciegos!
Sin ver como se despeña la vida por esos cerros
de locura y vanidad donde se mueren los sueños.


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