vídeo canción
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En el vídeo el poema musicalizado
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El abad
El abad
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¿En que pensaría el abad
al ver a tu amiga en la fila?
No sería el abad muy lila
pese a ser un hombre de edad.
No hay fecha de caducidad
y tampoco habrá celibato
que no haga remover el hato
ante un cuerpo descomunal
y tu amiga es fenomenal
tanto en vivo como en retrato.
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¡Vaya pitufo el abad!
menudo sinvergonzón,
tuvo el hombre un calentón,
¡Muy malo, para su edad!
Le pudo más la ansiedad
que el jurado celibato,
pues le hormigueaba el hato
al olor de carne fresca,
tendremos que darle yesca
¿En que pensaría el abad
al ver a tu amiga en la fila?
No sería el abad muy lila
pese a ser un hombre de edad.
No hay fecha de caducidad
y tampoco habrá celibato
que no haga remover el hato
ante un cuerpo descomunal
y tu amiga es fenomenal
tanto en vivo como en retrato.
.
¡Vaya pitufo el abad!
menudo sinvergonzón,
tuvo el hombre un calentón,
¡Muy malo, para su edad!
Le pudo más la ansiedad
que el jurado celibato,
pues le hormigueaba el hato
al olor de carne fresca,
tendremos que darle yesca
por lujuria al mentecato.
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Pues la batuta se abordaa quien jure celibato,
sin pudor y sin recato
y así no se pone gorda.
¡Por Dios que menuda horda!
Juran de mentirijillas
que luego buscan chiquillas
o chiquillos si es el caso,
es por eso el mejor paso
recortarles las rosquillas.
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Arreglo para rock
El abad
laaaraaalaaaaraaalaaa
(intro)
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La pasión no se frena,
la pasión es energía.
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¡Rompamos las cadenas,
de la hipocresía!
La pasión no se frena,
la pasión es energía.
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[Verso 1]
¿En qué pensaría el abad,
al ver a tu amiga en la fila?
No sería el abad muy lila,
pese a ser hombre de edad.
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No hay fecha de caducidad,
ni tampoco hay celibato,
que no haga remover el hato,
ante un cuerpo descomunal.
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[Estribillo]
La pasión no se frena,
la pasión es energía.
...
¡Rompamos las cadenas,
de la hipocresía!
La pasión no se frena,
la pasión es energía.
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[Verso 2]
Todos sabemos muy bien,
lo que pasa con la piel...
el deseo vuelve a nacer,
y no hay vara ni castigo
que lo pueda detener.
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No hay ley que pueda,
detener a la pasión,
cuando el deseo de la carne,
nos hace perder el control.
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[Estribillo]
La pasión no se frena,
la pasión es energía.
...
¡Rompamos las cadenas,
de la hipocresía!
La pasión no se frena,
la pasión es energía....
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[coros,twovoice]
¡Vaya pitufo el abad!
Menudo sinvergonzón,
tuvo el hombre un calentón,
¡Muy malo, para su edad!...
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Le pudo más la ansiedad,
que el jurado celibato
y el olor a carne fresca,
le iba removiendo el hato...
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[Estribillo]
La pasión no se frena,
la pasión es energía.
...
¡Rompamos las cadenas,
de la hipocresía!
La pasión no se frena,
la pasión es energía.
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[Verso 3]
Sin pudor ni recato
la batuta se le corta
a quien jure el celibato...
y así... no se le pone gorda.
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¡Ay, por Dios... vaya qué horda!
que aunque juran celibato
buscan roscos y rosquillas
para hundir el aparato...
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La pasión no se frena,
la pasión es energía.
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[coros,twovoice]
No hay ley que pueda,
detener a la pasión,
cuando el deseo de la carne,
nos hace perder el control.
.
¡Vaya pitufo el abad!
Menudo sinvergonzón,
tuvo el hombre un calentón,
¡Muy malo, para su edad!...
---
Le pudo más la ansiedad,
que el jurado celibato
y el olor a carne fresca,
le iba removiendo el hato...
---
[outro]
¡Rompamos las cadenas,
de la hipocresía!
La pasión no se frena,
la pasión es energía.
..
¡Rompamos las cadenas,
de la hipocresía!
La pasión no se frena,
la pasión es energía.
La pasión no se frena,
la pasión es energía.
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Poema y arreglos de Mercedes Bou Ibáñez
musicalizado por Suno IA
Vídeo hecho con ayuda de Canva y MovieMaker
musicalizado por Suno IA
Vídeo hecho con ayuda de Canva y MovieMaker
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El abad
Relato basado en el poema.
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¡Ay, el celibato, esa noble aspiración que, como todos sabemos, es la mejor manera de evitar la tentación… o no! Imagina a nuestro querido abad, con su sotana y su juramento de castidad, enfrentado a la realidad: las curvas irresistibles de tu amiga en la fila, esa tentación que ni el más rígido de los votos puede resistir.
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Pero, ¿y si en lugar de perpetuar esa ilusión de pureza imposibilitada, simplemente le aplicamos una solución radical? ¡Capar a los que juran celibato! Así, se acabarían las tentaciones y los discursos hipócritas.
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Porque, seamos honestos, nadie está exento del gozo de la carne, y los votos de castidad no son más que un muro de papel que la pasión puede derribar con un par de miradas y un suspiro. El abad, con su mente lujuriosa, seguramente pensaría: “¿Para qué complicarse? Mejor que le corten las alas a esta tentación ambulante”.
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Y así, evitamos que los píos se conviertan en furtivos buscadores de chiquillas o chiquillos, como si la castidad fuera un castillo inexpugnable, cuando en realidad es un castillo de naipes que cualquier brisa puede derribar.
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¡Y qué mejor que la ciencia moderna para “recortarles las rosquillas” a estos juramentados! Porque, en el fondo, todos saben que el celibato es solo una máscara para esconder el deseo, y que la verdadera solución sería una especie de “castración moral” que garantice la pureza de espíritu.
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Pero claro, eso sería demasiado lógico para los que creen en votos que, como la mantequilla, se derriten ante la más mínima tentación.
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Así que, en vez de prometer castidad eterna, mejor sería ofrecerles una opción práctica: ¡la castración! Para que no tengan que ser hipócritas ni esconderse tras un velo de santidad, cuando en realidad todos estamos hechos de carne y deseo.
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Y si algunos abades o monjes se sienten ofendidos, que no se preocupen: basta con un buen chiste y una sonrisa pícara, y recordarán que la verdadera castidad comienza en la cabeza, no en la entrepierna.
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