Sangre de Quijote
Soñó, luchó y hasta lloró al ver como la justicia
se hundía en la claveguera, mezclada con la inmundicia.
Pero una voz desde lo alto siempre le mantuvo firme,
supo a sí mismo exigirse sin frenar el entusiasmo
que le obligaba a batirse contra todo aquel gregario
que viniese a redimirle.
De nunca seguió a los locos, que piensan que son los dueños
y con cuentos y leyendas nos arrebatan los sueños.
Corre sangre por sus venas de Sanchos y de Quijotes
y le sudan los bigotes, quienes vienen con monsergas
de paraísos y cielos, a costa de meter miedos
a los tontos cara verga.
Y su verso me recuerda a los poetas de antaño,
que hacían crecer sus versos, unas veces por amor
y otras por el desengaño.
Siempre que los versos crecen suele darse buen amigo
que algunas veces parecen las letras un fiel espejo,
espejo en donde se ve de las almas su reflejo,
reflejo que algunos creen que para ellos se dirige
y en él su retrato ven.
De todo esto se colige que sobre saber hilar,
hay que hilar siempre muy fino, no sea que algún mohíno
nos quiera despanzurrar, porque se llegue a pensar
que va para él nuestro trino.
Son las letras sentimientos, son las letras el desván
donde se guardan los sueños y el ansia de libertad,
son las letras la pureza de la grandeza de un alma,
que vive sin poner rejas ni pensando el que dirán
las bocas de lengua larga.
Hacer del amor un templo, es la consigna que lleva
a las almas a crecer, y es tan enorme la suya,
siempre en lucha en defender, a todo aquel que precisa
de ayuda para tener en su pecho la ternura
y en su cara una sonrisa.
Estos versos que usted brinda, encierran en su interior
el sabor de dulce guinda impregnada con amor.
Veo en ellos la ternura de un corazón que bien siente
todo aquello que predica, con un verso que inocente
y digno de un alma pura, con sus letras magnifica
un gran amor por la gente.
Si se creía un Quijote lo puede seguir creyendo,
no deje que ningún zote le haga cambiar su credo.
Es usted un caballero, temprano en donde los haya
y ningún filibustero por chulo que sea el ente
ha de pintarle la cara.
Y recuerde siempre aquello que a Sancho le comenté:
Amigo Sancho, la fe, es aquello que se impone
cuando el hombre no dispone, de datos para mostrar.
Y nos dicen que creamos toditos aquellos cuentos,
que tan solo son inventos para ellos poder medrar
rodeados de jumentos.
Caballero de las letras ante nada se acobarde,
y no le quepa la duda, que de ser un buen Quijote,
puede usted... hacer alarde.