miércoles, 23 de noviembre de 2016

Camino de regreso (de cantos a Canarias)







vídeo canción

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Desperté una mañana,
con una lágrima encendida,
buscaba en las tinieblas
mis recuerdos escondidos,
que estaban prisioneros 
detrás de una nube gris.
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En el vídeo el poema musicalizado
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Camino de regreso
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Voy a buscar el camino
que me lleve a ti de vuelta,
apuntalé bien las vergas
y reforcé las troneras
por si algún viento enemigo
viene a robarme las velas...
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Qué quiero sentirte cerca,
¡quiero volver a mis predios!
¡Qué quiero besar las huellas
que forjaron mis ancestros!
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 Y ya mis ansias cabalgan 
con el rumbo hacia tu puerto,
mi corazón con sus velas 
a barlovento encaradas,
se deja amar por el viento
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Flotan por mis sueños vientos,
de ya vencidas quimeras
que mansas y placenteras
se enredan en mis cabellos...
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Traen vientos de tus mares
esencias de paz, que anhelo...
y el aroma de tus valles
ya va perfumando al viento.
que sopla contra las velas,
contento por mi regreso...
despertando aquellos sueños
que guardaba entre mis senos...
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¡Qué las distancias no tapan,
lo mucho que yo te quiero!
 Y ahora rumbo a mi puerto
con sus velas desplegadas,
besa a mi velero el viento...
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Ya se divisa a lo lejos
en medio de nubes pardas,
al gigante de sien blanca...
que cual ángel de la guarda.
vela por todos sus hijos
cuando están lejos de casa.
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¡Qué las distancias no tapan,
lo mucho que yo te quiero!
 Y ahora rumbo a mi puerto
con sus velas desplegadas,
besa a mi velero el viento.
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Arreglo para canción
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Camino de regreso
laaaraaalaaaaraaalaaaa
(intro)
Voy a buscar el camino
que me lleve a ti de vuelta,
apuntalé bien las vergas
y reforcé las troneras
por si algún viento enemigo
viene a robarme las velas...
---
(estribillo)
Qué quiero sentirte cerca,
¡quiero volver a mis predios!
¡Quiero besar las huellas
que forjaron mis ancestros!
--
 Ya mis ansias cabalgan 
con el rumbo hacia tu puerto
y mi alma con sus velas desplegadas,
se deja besar por el viento
---
(verso1)
Flotan por mis sueños vientos,
de ya vencidas quimeras
que mansas y halagadoras
se enredan en mis cabellos...
acrecentando la esperanza
de volver a pisar tu suelo...
---
Me traen los vientos de tus mares
imágenes de paz, que anhelo...
y el aroma de tus valles
ya va perfumando al viento....
..
que sopla contra las velas
contento por mi regreso...
 y va despertando sueños
que guardaba entre mis senos...
---
(estribillo)
Qué quiero sentirte cerca,
¡quiero volver a mis predios!
¡Quiero besar las huellas
que forjaron mis ancestros!
--
 Ya mis ansias cabalgan 
con el rumbo hacia tu puerto
y mi alma con sus velas desplegadas,
se deja besar por el viento
---
(verso2)
¡Qué las distancias no borran,
lo mucho que yo te quiero!
 Y ahora rumbo a mi puerto
con sus velas desplegadas,
acaricia a mi velero el viento...
---
Ya diviso a lo lejos
en medio de nubes pardas,
al gigante de sienes blancas...
que cual ángel de la guarda.
vela por todos sus hijos
cuando están lejos de casa.
---
(estribillo)
Qué quiero sentirte cerca,
¡quiero volver a mis predios!
¡Quiero besar las huellas
que forjaron mis ancestros!
--
 Ya mis ansias cabalgan 
con el rumbo hacia tu puerto
y mi alma con sus velas desplegadas,
se deja besar por el viento
---
(outro)
¡Qué las distancias no borran,
lo mucho que yo te quiero!
 Y ahora rumbo a mi puerto
con sus velas desplegadas,
acaricia a mi velero el viento
con sus velas desplegadas,
acaricia a mi velero el viento...
¡Qué las distancias no borran,
lo mucho... que yo te quiero!
¡Qué las distancias no borran,
lo mucho que yo te quiero!
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Poema y arreglos de Mercedes Bou Ibáñez
musicalizado por Suno IA
Vídeo hecho con ayuda de Canva y MovieMaker
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Relato basado en el poema
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El Regreso al Hogar
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Desde lejos, en la distancia, el viajero contempla la silueta de las islas canarias, donde el majestuoso Teide, el gigante blanco, se alza en el centro de Tenerife, vigilante y protector. Sus picos nevados parecen ser los guardianes de un territorio lleno de vida, historia y leyendas. 
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La figura del Teide, con su presencia imponente, es para él como un ángel de la guarda que vela por su tierra y sus hijos, especialmente en momentos de separación.
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Con el corazón lleno de anhelos, el viajero rememora sus caminos de regreso. En su mente, reconstruye el viaje en barco, apuntalando las vergas y reforzando las troneras, preparado para enfrentar cualquier viento enemigo que intente robarle las velas y detener su marcha.
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 Sabe que los vientos del Atlántico, que soplan desde el norte, llevan sus sueños y su esperanza hacia la tierra que tanto ama.
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Mientras navega, su alma despliega velas de esperanza, y sus sueños viajan libres como vientos que acarician su cabello, enredándose en sus pensamientos con la ternura de las quimeras que nunca mueren. 
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El aroma de los valles canarios le llega en cada brisa: la fragancia de las plataneras, los pinos de Anaga, los campos de lavanda en La Palma y los valles de Gran Canaria. Todo ello perfuma el viento, que, contento, parece celebrar su regreso.
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El viajero siente que, aunque las distancias sean largas y el tiempo haya pasado, su amor por Canarias permanece intacto. Las imágenes de paz y belleza que trae en su memoria le llenan de esperanza, y el viento, como un amigo fiel, acaricia su velero, ayudándole a avanzar hacia su puerto.
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A lo lejos, en medio de nubes pardas y cielos cambiantes, divisa la silueta del Teide, que se alza como un gigante de sienes blancas, un guardián silente que vela por todos sus hijos, especialmente por aquellos que, lejos de casa, mantienen viva la llama del amor por su tierra.
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Con cada movimiento, con cada vela desplegada, el viajero siente que su regreso es inminente. La tierra que tanto extrañó le espera con los brazos abiertos, y el viento, en su alegría, parece susurrarle que no hay distancia que pueda borrar el amor y la identidad que llevan en el corazón.
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Finalmente, la vista del Teide le llena de paz y esperanza. La isla, con su belleza y majestuosidad, le recibe de vuelta, recordándole que, pase lo que pase, su hogar siempre estará en su alma, protegido por el gigante blanco que, como un ángel de la guarda, vela por todos sus hijos.
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Desperté una mañana,
con una lágrima encendida,
buscaba en las tinieblas
mis recuerdos escondidos,
que estaban prisioneros 
detrás de una nube gris.

Se perdió mi alegría infantil
por sórdidos callejones.
Pero nunca se apagan las brasas
si se mantiene encendida la hoguera
y entonces me acordé de ti,
rescaté de las olas mi bajel,
apuntalé bien las vergas
y reforcé las troneras
por si algún viento enemigo
viene a robarme las velas,
ya se murió el ayer
y voy de cara al mañana,
reforcé los arcos, de mi bóveda callada
para esconder los lamentos
y maté todas las rosas que pintaron de rojo
a la verde y sufrida esperanza,
ahora rumbo a mi puerto
lucha mi bajel contra el viento
con sus velas desplegadas,
y una luz sin medias sombras 
alumbra mi corazón, al divisar a lo lejos
en medio de nubes pardas,
al gigante de sienes blancas
que cual ángel de la guarda
vela de todos sus hijos
cuando están fuera de casa.